La lejía me fascina y me aterra a partes iguales. Cada vez que una de mis prendas ha sido "misteriosamente" salpicada por lejía y, por consiguiente, estropeada de cabo a rabo, me cabreo infinito (el 70% de mi ropa es negra y si, siempre aparecen los salpicones en ella).
Por otro lado, desde bien pequeña conozco las maravillas que se pueden crear gracias a la lejía en diferentes prendas si la aplicamos en la justa medida. Hoy el experimento está relacionado con esto. Mirad:
La mezcla de lejía y agua en el pulverizador debe ser de 4 partes de agua por 1 de lejía, sino la lejía os quemará la camiseta y se romperá. Tened en cuenta que el efecto no es inmediato así que al rato se irá comiendo el color.
CONSEJO DE HOY:
Aunque la lejía esté rebajada, no olvidéis poneros ropa vieja para hacer este tipo de manualidades ya que podéis salpicaros y crear un destrozo.
Adié!
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