23 de enero de 2021

La nueva era de las aplicaciones en el tatuaje

Es cierto que este blog es como el Guadiana y que su actualización depende más de una cuestión de tiempo y ganas que de un compromiso conmigo y con la profesión que intento acercar a toda persona que dé con estas líneas. Pero si sigo con las disculpas, cada entrada comenzará de la misma manera. Allá voy.

Últimamente tengo la sensación de que volvemos de nuevo a subirnos a esa montaña rusa de 2015-2016 donde comenzaron a emerger muchas de las redes sociales que actualmente usamos a diario (Instagram, Twitter, Facebook...) y otras fueron muriendo (Tuenti, Vero, Tmblr...). Las sinergias de la conectividad y la búsqueda de nuevas ventanas al mundo y a potenciales clientes a los que acercar nuestro trabajo, nos empujaban a tener presencia en todas y ser activa con las opciones que cada una de ellas ofrecía. Además de esto, había que tener web propia y actualizarla con asiduidad. (Era una absoluta locura).

Pero pronto surgieron opiniones contrarias que sostenían que, además de imposible, era contraproducente estar en todas las aplicaciones existentes, puesto que cada una tenía funciones y enfoques específicos para cada persona, profesión e interés.

Es cierto que varias han sobrevivido de una manera más discreta (y ahora tienen otro tipo de usabilidad diferente a la inicial por parte de los usuarios), como es Pinterest o Facebook, y han aparecido otras nuevas que lo están petando como Tik Tok ó Twich, las cuales comenzaron como aplicaciones para el divertimento y han pasado a ser trampolines de grandes audiencias con objetivos comerciales en muchas profesiones.

Además de estas apps, han crecido diferentes plataformas, tanto de venta como de soporte económico (entiéndase siempre que hablo desde el punto de vista y la experiencia de la profesión de tatuadora, así que puede que no tenga en cuenta las que no relaciono con mi ámbito) como Bigcartel, Ko-fi, Beacons...

Pues bien, como cada generación que vive un par de cambios en alguno de los ámbitos de su vida, es cierto que, a diferencia de la primera oleada, en esta noto que me está costando más adaptarme o subirme a estas nuevas tendencias. No es una cuestión de torpeza y no todo el gremio lo hace, de hecho, por ahora (o al menos lo que yo veo), son una minoría los tatuadores y tatuadoras que usan Twitch y Tik Tok. 

Creo que mi reticencia a comenzar de nuevo en las redes que van saliendo a la palestra es que en el gremio, le hemos dedicado mucho esfuerzo y horas a Instagram, nuestra gran ventana de visibilidad para captar clientes y mostrarles de manera masiva nuestro trabajo. Hay que sumar que Instagram es una constante locura de cambios de algoritmos, exigencias, costes... que se llevan por delante casi nuestras vidas tanto personales como profesionales con tal de ver resultados en nuestros esfuerzos.

Y sinceramente, no me siento dispuesta a dedicarle lo que quede de mi tiempo a nuevas plataformas, a tratar de entender su funcionamiento, sus cambios eventuales en las condiciones o en las interfaces o a subirme al carro de su público potencial (no me veo bailando canciones de moda delante de una cámara para así conseguir audiencia, seguidores, y con suerte, clientes).

Creo que ha llegado un momento en el que somos nosotros y nuestras profesiones las que debemos elegir y educar al público en qué tipo de redes nos pueden encontrar en base a nuestros intereses como empresa. 

En mi opinión, creo que no hay nada mejor que Instagram para un trabajo visual como el de un fotógrafo, una diseñadora de moda o un tatuador (todo esto, por supuesto, sin contar con una web propia y profesional). Nos da opciones de foto, videos rápidos, videos largos y directos. Y es por ello que en mi tarjeta figuran sólo mi Instagram y mi Facebook (este último por una cuestión de sincronía) y por ahora, así voy a seguir.

Es genial que vivamos una época en la que tengamos muchas opciones tecnológicas para mostrar lo que hacemos en el trabajo, en el tiempo libre o en la cocina, pero no perdáis el norte. Elegid con cabeza o acabaréis perdiéndola.

Adié!

28 de abril de 2020

COVID-19 y los tatuadores

Al margen de la polémica e inexistente ayuda a los autónomos de España, país que a lo largo de su democracia no ha llegado a tener ni un sólo líder en condiciones, (tema en el cual no voy a entrar porque embarranco) quiero acercaros un poco cómo estamos sobreviviendo a nuestro día a día los artistas.


El confinamiento empezó el sábado 15 de marzo para nosotros, día en el que ya no pudimos abrir los estudios. Al principio sentimos una sensación de impotencia y malestar puesto que tuvimos que comenzar a cambiar todas las citas del resto del mes pero con precaución. No sabíamos bien qué estaba pasando.


Como vosotros también habéis vivido, fueron alargando la cosa de 15 en 15 días y fue cuando vimos que esto no iba a ser cosa de un par de semanas. Hemos intentado seguir moviendo nuestras redes sociales con normalidad: publicar tatuajes ya hechos, seguir subiendo diseños disponibles, coger citas con su consiguiente ingreso de señal, avanzar en proyectos estancados o abordar algunos nuevos...


Pero todo seguía empeorando y nos íbamos quedando sin ideas, sin ganas y sin dinero. Y de todos es sabido que un autónomo sin trabajo, no ingresa ni un euro.

Pues bien, la mayoría de nosotros, sin que nadie nos tuviese que empujar a ello, hemos buscado alternativas a nuestro trabajo principal aun sabiendo que todo lo que hacemos es arte y el arte se considera lujo. Por tanto, no creo que os haya extrañado ver nuestras redes llenarse de láminas en venta, camisetas, colaboraciones entre artistas, subastas para ayudar e incluso donaciones para que muchos podamos seguir pagando nuestras facturas.

Aquí os dejo mi web para que podáis ver todas las láminas que he diseñado durante la cuarentena y si queréis comprar alguna, preguntadme sin problema a través de este número: 621065723




Con esto no quiero decir ni que seamos unos irresponsables sin ahorros que vivimos al día y en cuanto nos falta trabajo nos vemos al borde del abismo, ni que tengáis que salvar a nadie para que llegue a fin de mes ni mucho menos que adoptéis a un tatuador.

Pero si quiero puntualizar dos cosas:
- La primera es que en nuestra cultura, el arte es algo secundario, una asignatura de relleno, una capacidad que si haces mal no tiene mucha importancia porque no se cataloga como necesaria de cara al mundo laboral. Y sin embargo, les está salvando a muchxs el culo de caer en el hastío, la desidia y la ansiedad. De repente todo son DIY, cosas handmade y manualidades varias. Ahora todos alimentamos el alma con ese poder de creación que teníamos abandonado... Vaya, vaya... Os digo lo mismo sobre la asignatura de música y la de gimnasia.


- La segunda es que a los tatuadores profesionales ni se nos pasa por la cabeza tatuar en casa durante la cuarentena porque no nos deje abrir el estudio. Espero que se entienda que si has visto a alguno en sus redes hacerlo, por muchos seguidores que tenga o por muchos años que lleve, no es profesional. Esta palabra lleva implícitas muchas cosas, entre ellas la responsabilidad de darle al cliente la mayor seguridad tanto para su salud como para la nuestra. Que tu vengas de tu casa a la mía y creas que no puede existir contagio, denota tu nivel de inteligencia, responsabilidad y egoísmo por los demás. Y que yo estuviese dispuesta a tatuarte en mi casa bajo confinamiento denota una falta de praxis, de seriedad y de respeto por mi profesión, por mi y por las personas que viven conmigo.


Con esto espero, que las pocas personas que puedan llegar a estas líneas entiendan que el esfuerzo, la pérdida económica, la calidad emocional y la desesperación de todos los empresarios y trabajadores de mi gremio es evidente pero no podemos saltarnos las normas de seguridad y tomarnos a tontería los 23.500 muertos que llevamos en España. No es una puta broma.

Cuidaros mucho, aislaros, proteged a los mayores, a los medianos y a los niños. Se contagian menos, pero no son inmunes, no os confundáis.

Adié!

29 de marzo de 2020

La identidad visual

A pesar de la complejidad que conlleva de primeras plantearnos nuestra imagen profesional, es muy necesaria para el reconocimiento de marca. ¿Qué quiere decir esto?


Si veis esta obra ¿verdad que reconocéis el estilo, los colores y los trazos con un gran artista del siglo XIX? Gracias a él, entre otros, se desarrolló un nuevo estilo conocido como postimpresionismo.

Aunque este ejemplo de un cuadro de Van Gogh os parezca desacertado, lo que intento deciros es que con la identidad visual se busca que el cliente reconozca un producto y lo asocie con nosotros.

En este instagram os explican los pasos más importantes: ACADEMIA CREACTIVA

Os pongo mi ejemplo:

Mi logotipo no fue algo que se me ocurriese fácilmente ni de la noche a la mañana. Antes de dar con el que más me gustó pasé por 3 diseños distintos que conformaron la publicidad de mi trabajo. Hasta que di con el que más representaba mi estilo favorito de tatuaje.


Mi paleta de colores fue un paso más sencillo. Mi profesión se ha definido desde los inicios por el color negro y es fácil de combinar. En mi caso, me decanté por grises, un burdeos y a veces contrasto con amarillo o agua marina. Y por supuesto el blanco. No creo que haya un número cerrado de tonos, usa los que quieras pero no demasiados.


Mis tipografías. Un tema complicado para empezar, porque vamos a usar las de otro autor, sean o no de libre acceso debemos adecuar una tipografía a nuestra marca. Yo he usado varias de estilo Carnaval años 20, pero actualmente utilizo esta:


El mayor inconveniente es que muchas de las plataformas que uséis, no os van a permitir ni instalar ni usar esa tipografía, como ocurre con Blogger, así que tendréis que hacer una selección de fuentes que la propia plataforma os de.

Yo recomiendo también crear una marca de agua para poder usar en nuestras fotos. Algo que puede evitarte el robo de tu obra y de nuevo el reconocimiento de la misma. No tiene porqué ser exactamente el logo, sino una parte de ello. Os muestro:

En mi marca de agua si os fijáis, elimino la nube de fondo, las lineas y el blanco se invierte. Incluso a veces quito el nombre y solo dejo el ojo, eso como más os identifique. También se suele bajar la opacidad de la misma.

Es importante que apliquéis esa estética a todas vuestras plataformas profesionales para crear una imagen uniforme y que un potencial cliente, ya sea por facebook, instagram o web os encuentre y tenga la certeza de que sois quien busca gracias a vuestra imagen visual.

A trabajar!

Adié!

15 de marzo de 2020

Láminas en venta

Nunca me he planteado meterme a vender láminas puesto que no me considero una diseñadora gráfica como tal o no soy capaz de deshacerme de esa estúpida idea en la que diseño en venta y diseño tatuable, no tienen la misma función.

He decidido, a raíz de la petición de una seguidora, poner en venta todos los diseños (tatuados o no) que he hecho este último mes aprovechando la cuarentena del COVID-19.

Así que aquí os dejo el link para que los veáis. Su precio se 13€, envío incluido, tamano A4. ¡Ah! y si os los queréis tatuar, escribidme al 621-065-723.


Adié!

14 de octubre de 2019

La mujer en el tatuaje

Desde los inicios de la creación, siempre se ha considerado a la figura de la mujer como un complemento del hombre. En cuanto al tatuaje moderno que es lo que nos atañe, la mujer se ha utilizado más como objeto de admiración que como artista reconocido.

Maud Wagner, primera mujer tatuadora

Las primeras mujeres en tatuarse formaban parte de circos ambulantes y alguna de ellas llegó a coger una máquina de tatuar, pero no como artista principal, sino como una actividad más anecdótica.

Maud Wagner fue la primera tatuadora profesional y aprendió de Gus (su marido) la técnica de tatuaje tradicional conocida como hand poke o stick and poke. Gracias a la visibilidad que le proporcionaba viajar por el país actuando en circos, exposicione y salas de juego, este arte tribal se dio a conocer y se extendió por todo el continente.

Con los años el arte del tatuaje llegó a más paises gracias a los marineros donde fue empezando a coger fuerza entre el género masculino. Más adelante, las mujeres empezaron a interesarse por esta forma de expresión y se empezaron a introducir diseños más femeninos y estilizados.

En la actualidad (siempre hablando desde la perspectiva occidental) la mujer desempeña un papel casi igual al del hombre en el mundo del tatuaje, considerandola una profesional tan válida como un hombre, aunque aún queden prejuicios. Os pongo un ejemplo:

- Un cliente entra en el estudio de una tatuadora, que se encuentra tras el mostrador con un hombre al lado el cual no es tatuador, sino su pareja que ha venido al estudio. El cliente, automáticamente se dirige al hombre para contarle su idea, dando por sentado que el tatuador es el.

Podéis pensar: no has descrito al hombre que hay tras el mostrador, si va muy tatuado o no... Eso es, ahi está otro de los prejuicios de esta profesión. Damos por sentado que el hombre es el encargado y ella la secretaria.

Incluso conozco casos en los que el cliente, al saber que la tatuadora es mujer, no ha querido tatuarse. Y además, sino vas súper tatuado/a, raro. ¿Un tatuador "sin tatuajes"?


La mujer se ha ganado a pulso su derecho a ser considerada una profesional del gremio. Hay profesionales espectaculares reconocidas por toda la comunidad por sus obras. A día de hoy se está intentado eliminar ese foco de interés que, sin querer, Maud propagó (era una época distinta) usando su cuerpo (lleno de tatuajes) como objeto de admiración.

En la actualidad se ha sexualizado tanto la figura de la mujer que a veces es muy difícil mirar por encima del físico para valorar su trabajo. Creo que es un ejercicio común centrar la atención en el trabajo de las tatuadoras, al margen de su físico explosivo o no, que no es garantía de un buen trabajo.

Cuidad la profesión, pero sobretodo, cuidadlas a ellas.

Adié!



7 de octubre de 2019

La ausencia de sentimiento de autoría

Hay muchas veces que cuando nos sentamos delante del cuaderno, del ipad o del ordenador para empezar a crear algun diseño, todo lo que aparece en nuestra mente parece ser producto de diseños ya existentes. Hay días que parece que no somos capaces de crear nada de cero.

En mi caso, mi proceso creativo es diferente ya que yo parto de elementos existentes que deconstruyo, deformo, decoloro o relleno. Ese es el gran problema que encuentro: el estilo al que le dedico mis esfuerszos parte de imagenes de archivo, es decir, imagenes con una autoría previa, por lo que siento que el diseño no es 100% mio.

By: Bob Mosquito
Pero creo que tenemos una concepción errónea de este tipo de trabajo ya que somos creadores tan válidos como los que parten de cero en un papel.

Lo único que debemos tener en cuenta es respetar las imagenes con derechos, es decir, o usar las que son de galerías libres de derechos o, al menos, intentar pedir permiso a los autores, en caso de ser posible.

No os rindáis, toda interpretación artística de la realidad es válida.

Adié!

30 de septiembre de 2019

Lo que me apetece tatuar y lo que diseño para tatuar

Cada día, nos pasamos horas en las redes viendo trabajos de otros compañeros que apreciamos, admiramos y envidiamos por su increíble técnica y calidad o por su gran imaginación a la hora de diseñar y encajar las piezas en el cuerpo del cliente.

A raíz de ello, nuestro espíritu curioso desea tatuar esos trabajos por el hecho de experimentar y ver cómo nos saldría a nosotros. El problema estriba en que ese tatuador se ha pasado horas diseñando y pensando ese trabajo para una persona en concreto que ha contratado sus servicios y no sería ético reproducirlo en otro cliente, ni por el tatuador, ni por el cliente inicial.

Una de nuestras grandes guerras es la de lidiar con la gente que pide diseños que han visto tatuados en Internet. En muchas ocasiones intentamos realizar un trabajo personalizado pero lo que entra por los ojos no entra por el raciocinio.


A mi misma, me ha pasado. He sentido esa intención de tatuar algún diseño de otro compañero o algún dibujo animado de moda que, al fin y al cabo, sigue siendo una apropiacion de la originalidad de otro artista, aunque en este último caso parece que se consiente más ya que los dos artistas no pertenecen al mismo campo.

 En ese caso, no hay mucho que hacer. Si un cliente quiere tatuarse a Homer Simpson, no tenemos que diseñar nada, por lo que ha surgido una gran tendencia de publicitar personajes de series y películas de moda, y el primero que los tatúe parece ser el triunfador. Es como un premio al cliente impulsivo.


Aún así, creo que esas tendencias deberían usarse como algo anecdótico y no como una norma a seguir cada vez que surja una moda.

Desde el punto de vista ético, animo a todos mis compañeros de gremio a negarse a reproducir los trabajos de otros compañeros. Si nadie lo hace, nadie lo pedirá. Hay que trabajar el estilo personal de cada uno y educar al cliente a buscar la exclusividad en cada obra.

Adié!

23 de septiembre de 2019

Una promo no es una oferta

En multitud de ocasiones, nos cruzamos con algún tipo de publicidad que nos invita a tatuarnos abarantando el coste del trabajo, pero voy a contaros la diferencia que hay, para mi, entre los diferentes tipos de anuncio.


 En mi opinión, una promo es una rebaja que corre a cargo del tatuador sacrificando el coste de su tiempo de trabajo para darle un empujón a un estilo concreto, unos diseños específicos o un momento de su carrera y, sin embargo, la oferta es prostituir tu esfuerzo, es devaluar su valor por debajo del mínimo, mercadillear y dar al cliente la impresión de que el precio casi lo pone su bolsillo, es permitir que te exijan y comparen diciendo que "algo" es caro.


Sé que hay diferentes opiniones acerca de todo esto, esta es la mia y considero que la diferencia es importante. También creo que dependiendo del punto en el que se encuentre cada tatuador, puede tomar la determinación de utilizar la estrategia que más le convenga, pero cuidado, puede jugar en tu contra en el futuro.


Acostumbrar a tu cartera de clientes a precios irrisorios que apenas cubren el coste de tu material, puede suponer un problema de cara a ir subiendo tus precios en relación al aumento de tu calidad. La gente es muy propensa a quedarse en su zona de confort y si afecta al bolsillo, más todavía sin valorar otra serie de elementos.


Pon tu precio a tu trabajo. El cliente está en su derecho de no tatuarse. Tú en el de no rebajar tu trabajo. Los malos clientes son aquellos que exigen mucho y pagan poco. Deshéchalos.

Adié!